El papel de las Escuelas

La educación es hoy por hoy el pilar básico para el cambio de comportamiento de la población. Empezando por los niños/as en edad escolar a través de la asimilación de conductas ambientales responsables en edades posteriores, además del efecto disuasorio que generan no sólo en el ámbito escolar sino, especialmente en el familiar.
Cuando los niños/as se encargan de que todos los residuos orgánicos que se generen en el Centro Escolar (en el comedor, en el jardín,…) vuelvan a integrarse en un ciclo natural a través de un proceso sencillo y limpio como es el vermicompostaje, se estará dando tratamiento a un problema real con todas sus repercusiones hacia el entorno, ya que el compostaje es una solución simple y de gran eficacia. 

¿Qué hacen los niños y niñas?

Las experiencias de vermicompostaje en escuelas han demostrado su potente valor como recurso para el aprendizaje y el compromiso ambiental de la comunidad educativa y, por extensión, de las familias en su conjunto.

En las escuelas que participan en el «Programa Compostaje en La Escuela» se hacen experiencias prácticas de auto-compostaje con los niños y niñas, para su inclusión en el programa educativo de cada colegio, bien sea complementario al programa de Huertos Escolares Ecológicos, o como modelo de gestión de los residuos orgánicos del colegio (comidas, jardines,desayunos, etc.)

Durante el curso 2022-2023 participrán en el programa de Compostaje en la Escuela los siguientes centros:

  • En Breña Alta, el CEIP Miranda
  • En Breña Baja, el CEIP San José, CEIP Las Ledas, CEIP San Antonio y el IES Breña Baja
  • En Los Llanos de Aridane, la EIM Nina Lola Albelo, el CEIP El Roque y el CEIP Mayantigo
  • En El Paso, CEIP Adamancasis, CEIP La Rosa y EEI Doña Carmela
  • En Puntagorda, el CEIP Puntagorda
  • En San Andrés y Sauces, el CEIP Los Galguitos
  • En Santa Cruz de La Palma, el CEIP Benahoare, CEIP Tagoja, CEE El Dorador, IES Alonso Pérez Díaz, IES Luis Cobiella Cuevas, CEO Guayafanta, CEIP Gabriel Duque Acosta y CEIP José Pérez Vidal
  • En Tazacorte, el CEIP El Puerto y CEO Juan XXIII
  • En Villa de Mazo, el IES Villa de Mazo y CEIP Princesa Arecida

Programa de distribución de compostadoras en centros escolares de la isla de La Palma

Desde 2018 el Consorcio de Servicios de La Palma distribuye compostadoras aeróbicos por varios centros educativos de la isla.
Los centros educativos reciben asesoramiento de un maestro compostador que visita los centros regularmente para asesorarlos durante el proceso de aprendizaje. La intención de dicho programa es disminuir el volumen de residuos orgánicos procedentes de los desayunos y comidas desechadas, al mismo tiempo que promover el conocimiento desde edades tempranas de las posibilidades y beneficios del reciclaje de los restos orgánicos.

Durante estos años el Consorcio de Servicios ha adquirido varios lotes de compostadores, que por su diseño y acabado se consideraron los más apropiados para este tipo de centros. Estos compostadores constan de una tolva giratoria, dividida en dos compartimentos independientes, instalada sobre unas patas que permiten recoger el compost resultante colocando una carretilla debajo, con mucha comodidad y limpieza.

Se ha optado por tres tipo de formatos, uno de 400 lts. de capacidad, otro de 270 lts. y el último de 125 lts.

Los compostadores se acompañan de un contenedor marrón con ruedas, cerrado, de 120 lts, para el almacenamiento del material estructurante, que suele ser monte picado cedido en el Complejo Ambiental de Los Morenos del Cabildo de La Palma. También se entrega una sonda de 50 cms. para tomar la temperatura durante el proceso, ya que es un buen indicador, junto a otros, de la actividad metabólica.

 

Cuando el centro educativo tiene cocina propia se les entrega un contenedor de 120 lts. con sistema de apertura por pedal, para su instalación en la cocina siguiendo las normas sanitarias vigentes. Para la recogida en las aulas se hace entrega de cubos de 7 y 10 lts, con un cierre de seguridad para evitar que los alumnos puedan manipular los restos.

El seguimiento regular cada diez o quince días a cada centro permitió ir corrigiendo los problemas que iban surgiendo. Lo más usual fue que la temperatura no se mantuviera por encima de los 25o, que el material estuviera muy seco o muy húmedo, o la ausencia de volteos diarios. Se les ofreció a los centros interesados la posibilidad de impartir charlas informativas, con soporte audiovisual, para el alumnado interesado, que han sido muy bien recibidas.

Después de varios años con el programa en marcha los resultados son cada vez mejores, aunque ha sido necesario esperar a que fueran terminando los procesos de compostaje para que, en la mayoría de los casos, entendieran qué estábamos intentando producir. Hay que tener en cuenta que los docentes no suelen estar familiarizados con los procesos de gestión de la materia orgánica y este programa viene a sumar más trabajo a sus ya bastante ocupadas agendas. A esto se ha sumado la irrupción de la pandemia provocada por el COVID-19, que ha trastocado todos los protocolos de actuación en cada centro.

Como conclusiones generales podemos compartir lo siguiente:
– Los centros donde hay una persona responsable y estable son los que mejor resultado presentan.
– En caso de proveerse de materia orgánica de la propia cocina, es importante separar los líquidos. Demasiada humedad genera anaerobiosis, pudrición y aparición de moscas.
– La necesidad de estructurante es un factor clave y se intenta solucionar distribuyendo desde el Consorcio monte picado. Los centros con jardín, que son la mayoría, podrían solucionarlo por ellos mismos si contaran con una picadora eléctrica de las usadas en jardinería.
– El producto resultante se está usando en semilleros y directamente en la huerta, con muy buenos resultados, lo que indica la buena calidad del sustrato producido.

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